Hace unos años atrás tome una decisión
que sin pensar iba a cambiar mi vida radicalmente. Estaba casada y decidí separarme.
Las razones ya no importan, lo cierto es que en esa época fue muy difícil
aceptar que ya no era quien creía ser. El divorcio me dejo sin nada material. Perdí
mi casa, mis perros, los amigos hipócritas que estaban en mi vida, el titulo de
“esposa”, perdí mi trabajo, me mude y me encontré un día sin ninguna de las
etiquetas que me habían definido en los últimos diez años…
Así fue como aprendí de la rabia,
el dolor, la tristeza, y el coraje. Eran sentimientos que creo no haber sentido
tan intensamente antes.
En esa misma época conocí a un
ser mágico, real, pero muy mágico que me enseño a enfrentar cada uno de esos
sentimientos de manera personal. Que significaban para mi y porque estaba
pasando por esa situación desde el punto de vista espiritual.
Una noche, cansada ya de
continuar, me acosté y pedí entender porque estaba pasando por eso, porque habían
pasado las cosas como pasaron, y me encontré a media noche en lo que yo llamo
la escuelita: un sitio donde voy cuando estoy dormida y hay alguien con mucho
amor que me enseña la parte espiritual de la experiencia terrenal. Vi como las
vidas pasadas se entrelazaban con mi situación actual, entendí que yo había
pedido conscientemente años atrás conocer a alguien que me llevara a
evolucionar como espíritu. Y el divorcio me despertó espiritualmente.
En la escuelita aprendí a aceptar
quien no soy y que si soy. En el momento que el odio, la rabia, el coraje, y la
tristeza me consumieron y me cansaron, aprendí que estaba aceptando que yo no
soy una etiqueta: esposa, compañera, una persona con tres perros, dueña de casa
con ropas lindas, una profesional con trabajo estable, amigos por doquier,
porque todo lo perdí, ya no era eso. Acepte que estaba en la banca rota, con
deudas que no podía pagar ni ingresos con que mantenerme. Hubo semanas que no
tenia sino lo necesario… y así cuando acepte que no era ninguna de esas
etiquetas y nada de eso me representaba ya, vi que en el fondo seguía siendo la
misma: un ser espiritual y que lo material de este plano no me define.
En esa época, acepte como ser
espiritual caminar día a día con los ojos y la mente abierta a nuevas
experiencias espirituales. El aceptar vivir de una manera leal a lo que soy
como espíritu me abrió las puertas a la magia de ver el mundo como lo que es. Y
comencé a meditar más seguidamente.
La primera meditación que hice
estando a distancia de mi compañero mágico y espiritual fue una sorpresa. Pedí
aceptar y entender la energía. No se que paso en la meditación pero un momento
era yo y al otro era pura energía: brillante, y veía que todo también tiene energía:
los objetos, los seres, los animales, las plantas. Era tan brillante todo que
tuve que salir de la casa a ver si estando afuera se me pasaba el efecto visual
de la meditación. Cerca de la casa había un supermercado. La energía que
emanaba era particular, entre en el local y le vi la energía a la carne, a los
vegetales, a los diferentes alimentos empacados y a partir de ese día deje de
comer los alimentos que sienten tienen una energía que no necesito. Al salir de
allí vi que las personas emiten fuertemente energía. Lo sepan o no. Es
maravilloso ver personas que están balanceadas e impresionante ver como hay
quienes están tristes, angustiados, o enfermos.
Acepte entender la energía de las
situaciones y las personas. Como esta energía cambia y podemos aprender a
balancearla, pero balancear la energía significa entenderla desde lo más
negativo hasta lo más positivo. Ya no puedo vivir la vida pretendiendo que todo
es lindo y no hay maldad.
Aun no se mucho de energía.
Algunas noches en la escuelita me enseñan más y más. Por sincronicidad me
llegan libros que explican lo que necesito entender. Y con la práctica entiendo
más. Los libros son buenos, pero la práctica con los dioses es mejor.
Acepte que no todo el mundo esta
en el mismo camino espiritual y esta bien. Solo me reúno ahora con personas
realmente honestas y con energía positiva. Y utilizo mis rituales para entender
más donde estoy espiritualmente.
Acepte perdonarme por los errores
cometidos, y dejar ir la situación en paz y amor y deseando todo lo mejor a
quienes deje en el pasado. El odio, la rabia, el coraje, el miedo y la tristeza
tiene su cometido espiritual y aprendí de ellos.
Aceptar entender para mí es el
primer paso, pedir entender es el segundo.
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